miércoles, 19 de agosto de 2020

Maylo: Mi mayor regalo


Nunca habíamos planeado  su estadía en casa, de hecho habíamos tenido que desprendernos de un ser hermoso, de una manera muy triste y en contra de nuestra voluntad; sin embargo las ganas de tener este tipo de compañía en nuestra casa y acogerlo con todo nuestro corazón eran gigantescas. Pero pasaba el tiempo y no aparecía ninguna opción...

La búsqueda era constante en redes, fundaciones para adoptar, amigos o conocidos que los tuvieran en venta... Pero fue ese día, mi cumpleaños, justamente esa fecha inolvidable.

Mi papá y mi hermana se habían puesto en la tarea de sorprenderme con un regalo y bueno hicieron mil piruetas para llegar al que sería el mejor regalo de aquel día. 



Ese día en horas de la tarde me encontraba en la casa y justo sonó el timbre de la puerta, me acerqué preguntando quién era, pero como no escuché ninguna voz dando alguna respuesta a mi pregunta, abrí, porque había una sombra por debajo de la puerta que se mantenía allí. 

Cuando abrí, me di cuenta que había una caja grande con moño en el piso que decía:

Para: Ana María
De: Su hermana


Quité uno a uno los pliegues de las de la caja y de esta salió él, Maylo. Un cocker Spaniel que flechó mi corazón. Era pequeño, hermoso como yo lo había pedido. Solamente me lamía y batía su cola de felicidad. 

Así llegó Maylo a nuestra familia. 

Lo consentimos desde ese momento, le dimos todo nuestro amor. Mi mamá que poco gusta de los animales, lo consintió y, a su manera, le brindó amor. 

Dedicamos tiempo a cuidarlo, enseñarle buenas costumbres cómo, hacer pipi afuera de la casa, recoger la pelota que le lanzábamos en el parque, comer en el lugar donde habíamos decidido ubicar su plato de comida. 

Pocos meses después tuvo un accidente, lo atropelló un carro y aunque estuvo a punto de perder una de sus patas delanteras, mi familia y yo hicimos todo para evitarlo. Radiografías, hospitalización, terapias, cuidados en casa, en fin; asumimos todo un proceso lento con dedicación y amor para verlo mejor.



Duramos en su recuperación casi 6 meses, hasta que finalmente lo vimos caminar bien.
Las salidas al parque cada día se reanudaron, esta vez era el paseador quien iba por él porque el trabajo y estudio de cada uno de nosotros ya no nos permitía sacarlo a pasear con la misma frecuencia que antes. Pero los días que no iba el paseador por él, siempre dedicamos un tiempo para él, los mejores juguetes, comida premium, elegimos una buena veterinaria para su atención y cuidado.



Tres años después recibimos una nueva integrante en la familia. Ella es otra cocker spaniel, que actualmente también nos acompaña y Milo, quien se unió a nuestra familia por casualidades de la vida. Hoy ya son 3 y ahí hemos decidido cerrar la colección jejeje porque queremos darles lo mejor ahora que se creció la familia.

Maylo es el mayor y actúa como el papá de la familia perruna, es tierno, serio y su actitud es imponente pero tranquilo. 

Lo amamos y somos completamente felices con su compañía.


By: Ana María Cangrejo, Bogotá, Col


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