Era Julio de 2016 y el día que conocí a Pancho fue mi último turno de 24hrs en la veterinaria donde trabajaba.
Siempre iba con Kenia (mi primer amor perruno) a trabajar y cuando terminaba siempre salíamos al parque que queda al lado de la veterinaria. A veces nos encontrábamos con alguien y nos quedábamos conversando y ese día no fue la excepción. Estábamos conversando con Nata y Jose y recuerdo que vi unas señoras andando y un perrito "paticortico" andando con ellas. No le di mucha atención en el momento pero asumí que iba con ellas. De repente el perrito vino directo hacia mi y se me sentó en las piernas e imaginé que en algún momento lo irían a llamar… sólo que no… entonces entré medio en pánico y le decía "no perrito no me hagas esto" y nos fuimos.
Tenía que volver a la veterinaria para recoger mis cosas y volver a casa, y cuando nos dimos cuenta (Kenia y yo), el "paticortico" estaba atrás de nosotras andando como si nos conociéramos de toda la vida.
En la veterinaria me preguntaron si me iba a quedar con él y pensé que ya no lo podía dejar en la calle, así que intentaría buscarle un hogar. Los auxiliares me ayudaron a darle un baño y salimos a ver qué podríamos hacer. La primera opción fue ir a la veterinaria de unos amigos para ver si sabían de alguien que quisiera un perrito. Lo pensaba tener mientras lo castraba y le encontraba casa.
Llamé a mi mamá y recuerdo que lo primero que le dije fue "mamá es que tengo un pequeño problema canino" y ella inmediatamente me respondió "yo no quiero más perros aquí". Fuimos caminando hasta mi casa y él iba súper feliz, iba al frente y esperaba a Kenia, le daba un besito y seguíamos andando, por supuesto con eso ya me compró para siempre.
Cuando llegamos a la casa hizo chichí en la sala, así que comenzó con la pata izquierda… Al día siguiente lo tuve que dejar en guardería no recuerdo por qué y esa misma semana lo castré. Durante la recuperación se quedó con un amigo (uno de sus humanos más amados en el universo, y obviamente es mutuo). Ya había una señora que supuestamente estaba interesada en adoptarlo, pero al final sucedió que hacía poco tiempo había perdido a sus perritos y no estaba lista para tener otro.
Lo llevé a mi casa "mientras tanto" y resultó ser un gran compañero para mi mamá. Mi papá nunca estuvo muy entusiasmado con su presencia, siempre fue fan de Kenia. Y yo, por supuesto, dejé de buscar personas para adoptarlo casi desde el comienzo porque estaba locamente enamorada de él.
Siempre me preguntaban si ya había le había encontrado casa y con el tiempo la respuesta fue que ya no le estaba buscando porque ya tenía casa.
Pancho tiene personalidad arrolladora, todo el mundo tiene que ver con él, "que tan lindo", "que tan amoroso", "que tan chistoso" ...nadie se resiste a sus encantos. Tiene mil apodos, y amigos, incluso mi papá.
El caso es que con la pandemia mi papá comenzó a hacer teletrabajo y Panchicle no se le despega. "Llega" temprano a la oficina y cumple con sus labores de asistente financiero y calentador de pies, hace pausas activas y "sale" a almorzar. Actualmente es el empleado del mes.
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