martes, 14 de julio de 2020

Fué un Buen Tipo, Mi Viejo

Frondosa y larga barba gris, cejas pronunciadas que apenas dejaban ver sus ojos marrones, una sonrisa constante de la cual colgaba su lengua rosada, con una manchita en forma de corazón y una mirada profunda que enamoraba a cualquiera. Así describo a mi Kenchy, mi casi eterno compañero de aventuras. 

No se si les ha pasado, pero creo que los que tienen o han tenido un hijo de cuatro patas al ver otro de la misma raza o parecido al nuestro, lo llamamos por el nombre de nuestro bebé, pues ese es mi caso y me perdonarán los Alemanes del siglo XV pero desde hace varios años le cambie el nombre al Schnauzer, los nombre KENCHY ́S el nombre en plural de mi fiel amigo, no solo yo los llamo así, por mi culpa mi familia y mis amigos más cercanos también lo hacen, no soy famosa pero si algún día escuchas que alguien le dice Kenchy a un schnauzer sabrás el origen de la historia. 




Apenas siendo un cachorro de 2 meses Kenchy llego a mi vida, fue un regalo de mi mamá, por esa época no compartía mucho tiempo conmigo ya que trabajaba todo el día y prácticamente yo permanecía sola en casa siendo apenas una niña de 12 años. Kenchy fue el cómplice perfecto en todos mis planes, me acompañaba a todas partes, mientras jugaba en el parque, veíamos disney channel todo el día, de hecho llegué a pensar que su película favorita fue viernes de locos, la vimos juntos más de 50 veces en el transcurso de su vida, aun la veo y lo recuerdo con amor. 


Cuando digo que me acompañaba en todo literalmente era así, estuvo en los momentos más difíciles. En mi adolescencia, enfrentamos juntos todos mis cambios hormonales, la primera vez que me enamore, con eso mis decepciones y claramente en las situaciones más dramáticas como la muerte de mi abuelita y la enfermedad de mi papá. 

Como es de esperarse llegan esos momentos de la vida en el que debemos tomar rumbos distintos y en nuestro caso mi decisión fue irme del país. Recuerdo el dia de la despedida, el ya estaba viejito tenía 13 años y mi miedo más grande era que él muriera mientras yo estaba lejos. En pleno aeropuerto lo tome de su carita le descubrí los ojos, lo mire y le dije “amor mio, esperame” le di un besito, tome mis maletas, y me fui destrozada. Lloré 10 horas seguidas mientras llegaba a mi destino, fueron los dos años más largos de mi vida, sin su compañía, me sentía sola y lejos de casa, pero como nada es para siempre por fin llegó el momento de mi regreso y tal como lo soñaba el me espero, cuando me vio se alegró tanto que no controlo esfínteres, pero yo estaba tan contenta que no me importo y regresamos a casa abrazados todo el camino. 



Esa fue una de nuestras tantas pruebas superadas, pero el tiempo seguía pasando y con este mi vida también fue cambiando, conocí un hombre del cual me enamoré profundamente y al transcurso de dos años me propuso matrimonio, yo seguía viviendo en casa de mis padres y todo estaba planeado para que la boda fuese en 1 año, asi que como 

cualquier mujer enamorada comencé con los preparativos, claramente Kenchy sería el encargado de llevar las argollas, tenía todo calculado. 

Un día mi mientras yo trabajaba mi hermano salió a pasear a kenchy, él caminaba sin collar era un perro muy juicioso pero de repente se volvió inquieto y comenzó a ladrar mirando una montaña de hojas de arboles y pasto, mi hermano se acercó para revisar y su sorpresa fue encontrar una perrita muy asustada, mojada y achantada. Kenchy se acercó y mi hermano sin duda alguna decidido ayudarla y la llevo a casa, nos dimos cuenta que era una perrita mayor, una mezcla entre Pastor Alemán y Chow Chow, la cual bautizamos Ramona, intentamos buscarle hogar pero por la edad y el tamaño nadie le dio la oportunidad, así que automáticamente se convirtió en un miembro de mi familia, fue el rescate de Kenchy. 




Ramona y Kenchy estuvieron muy presentes en los preparativos de mi boda, Ramona ya hacía parte de la corte nupcial, pero un día Kenchy comenzó a caminar más lento,su mirada era diferente, ya no quería comer, estuvo hospitalizado y 3 meses antes de mi ̈gran día” decidió cerrar su ojitos para siempre, sin antes recordarnos con una mirada lo feliz que fue durante sus 16 años de vida. En ese justo momento mi corazon se rompio, estaba destrozada, ya no tenía pajecito y me dolía a fondo que ya no volvería a ver a mejor amigo, al que me vio crecer. 



Los meses pasaron, llego el dia de mi boda, la ceremonia transcurrió tranquila hasta el momento de la entrega de anillos, fue justo en ese momento cuando derrame una que otra lágrima recordando a Kenchy, pensaba en como hubiera sido su tierna y fotografiada entrada por el centro de la iglesia, pero la energía y el amor de mi esposo hicieron que siguiera adelante y disfrutara de nuestro momento. Al declararnos marido y mujer el se acerco a mi oído y me dijo “Kenchy está en nuestros corazones” me toco el pecho y en ese momento nos dimos el beso que unió nuestras vidas. 




Se preguntaran por Ramona, pues disfruto la fiesta más que cualquiera, se robo el ramo, comió torta, peleó con los perritos de la finca, se durmió a las 7 am y hasta correteo con un caballo. Al despertar esa mañana y ver a todos lo invitados desayunando y contando las pilatunas de Ramona pensé, el día que Kenchy la encontró tenía un propósito para ella, hacerme muy feliz y no solo ese día, se robó nuestro corazón para siempre. 

Ramona ya no esta con nosotros, su historia comenzó con la partida de Kenchy, ella nos escogió como su familia de paso durante sus últimos años de vida y siempre la recordaremos. 

Esta historia continuará...

By: Diana Sánchez M, Bogotá, COL

 

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